A día de hoy, si hace mucho que sigues mi blog, ya sabes que no soy muy propenso a contar cosas sobre mi vida personal, pero en esta ocasión quiero, necesito compartir algo contigo.
El viernes día 23 de Octubre, mi perrita Linda murió a la edad de dieciocho largos años.
Cuando un miembro de tu familia, un amigo incondicional fallece, algo dentro de ti también muere. Pensé que no podría reponerme de esta pérdida, pues he pasado casi media vida en compañía de Linda, y ella ha sido la que me impulsó a aprenderlo todo sobre perros, pues te puedo decir que cuando llegó a mi casa era un verdadero desastre.
Pero luego he pensado que todavía tengo a Thor, el hijito de Linda, y ahora él también está solo. Creo que podemos apoyarnos en esta pérdida, y viendo a mi perro, puedo aprender todavía mucho sobre cómo los caninos se enfrentan al dolor y a los obstáculos de la vida.
Pero no quiero hablarte de esto. No te escribo para hablarte de la muerte de Linda, sino de sí misma. Creo que merece algo más que una nota póstuma: me gustaría explicarte cómo era ella, y qué impacto tuvo en mi vida.
Pues bien, antes de ella yo no había tenido perros. Mi abuela tenía un yorkshire que ladraba mucho, y mi mejor amigo, dos pastores alemanes muy elegantes con los que no se podía jugar, pero en mi casa no hubo perro alguno hasta que me mudé para vivir por mi cuenta.
En este punto mis papás vinieron para ayudarme a poner todos los muebles y mis cosas. Mi mamá se fue a mediodía, y regresó unas horas más tarde con un cesto que producía un sonido bien raro.
Adivina qué: cuando destapé, dentro había un perrito adorable que movía la cola y trataba de mordisquearme los dedos. Era blanca con manchas marrones, así como un springer spaniel, pero con los ojos más azules que yo había visto nunca. Pensé que era la cosita más linda que había visto nunca, y entonces al saber que era una hembra así se llamó: Linda.
Mis papás la habían adoptado para mí, para que me hiciera compañía ahora que vivía solo.
Siempre he sabido que no podían haberme hecho mejor regalo, pero ahora, con los años, el conocimiento y la experiencia, también sé que por lo menos alguien debió advertirme de lo difícil que podía ser lidiar con un cachorro lleno de energía cuando no sabes nada sobre perros. Y te lo digo en serio… en ese momento, yo no sabía absolutamente nada de todo lo que hay que saber sobre ellos.
Firmado,
Marcos Mendoza
Creador de Secretos del Adiestramiento Canino