Una enorme inundación anegó las calles canadienses hasta el punto de que hubo que evacuar. Por desgracia, algunas personas «olvidaron» a sus perros atrás.
Para cuando llegaron los rescatistas, la casa estaba completamente rodeada de agua helada, pero todavía se podía vadear. Caminaron a través de ella, vestidos con ropa térmica e impermeable, durante veinte largos minutos, hasta que llegaron a la rampa que rodeaba la casa. Allí encontraron a «mamá» fuera de la casa, ladrando y llorando por sus cachorritos.
Estos dos hombres entraron y buscaron a los bebés. Los encontraron ENCERRADOS en el cuarto de baño, sin comida ni agua. Lo primero que hicieron sus rescatadores fue buscar la comida para perros, dejar que las pobres criaturas se saciaran. Los tres comieron a placer y como locos. Estaban hambrientos, fríos y asustados.
Después quedaba el camino de vuelta. Uno de los hombres llevó a los cachorros en un cesto, y el otro cargó a la mamá, de nuevo a través del agua helada durante más de veinte minutos. Caminar era un suplicio. Al terminar, estaban agotados, pero… lo habían conseguido. Poco tiempo después, llevaban a los tres perros a su nueva casa de acogida, desde donde encontrarían una familia de verdad, que no los volviera a abandonar.
Más allá del profundo heroísmo de estos dos hombres, eso es lo que más me sorprende. Todos sabemos lo terrible que es una catástrofe, y que cuando hay que evacuar, hay que hacerlo muy deprisa. Conozco muchas historias (y te las he contado) sobre incendios e incluso tornados, y perros que han desaparecido justo antes, de modo que era imposible llevarlos para ponerlos a salvo. Pero ¿quién abandona dos cachorritos encerrados en el baño? Todo en esta situación suena tan horrible, tan triste…
No obstante, y gracias a estas dos personas, terminaron a salvo, con su mamá, y eso es lo más importante.
Marcos Mendoza
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