Estamos ante un perro que muy poca gente conoce fuera de la República Checa, su nación natal. De hecho, incluso si vieras a uno por la calle, es posible que lo confundieras con un Pinscher Miniatura, con el que guarda gran parecido.
En efecto las diferencias no son muchas; la forma de la cabeza, la caída de las orejas, y sobre todo el tamaño, ya que el ratonero es incluso más pequeño que el Pinscher Mini.
Pero apartándonos ya de otras razas, lo cierto es que el Ratonero de Praga tiene una personalidad muy suya, y que muchos encuentran incluso sorprendente.
No es de extrañar que, para empezar, sea un perro muy activo. Es algo muy común en los perros de raza chiquita, ya que uno de sus mecanismos defensivos es precisamente un metabolismo rápido que les permite correr y moverse mucho para escapar de los peligros.
Eso también puede suponer un problema, ya que muchas veces las personas adoptamos perritos pequeños pensando que serán vagos y fácile s de mantener, ¡pero no! El Ratonero de Praga necesita mucho ejercicio, juego y estímulos, y es algo que hay que tener en cuenta.
También hay que tener en cuenta que es, contra todo pronóstico, un perro muy sociable: le gusta la gente y conocer personas nuevas. Es un pésimo perro guardián y bastante malo como perro de alerta, salvo si lo oyes ladrar cuando saluda alegremente a quien quiera entrar en tu casa…
Pero es también la delicia de visitantes y amigos, sobre todo cuando le has enseñado algunos trucos con los que enamorar a todo el mundo. Trucos como “sienta”, “ven” o “échate” son muy útiles, pero enseñarle a saludar con la pata, a contar hasta cinco o a hacerse el muerto son fascinantes y, además, enseñarlos te permitirá fortalecer tu vínculo con tu perrito.
Bueno, ¿qué opinas ahora del Ratonero de Praga? ¿No te dan ganas de tener uno en la familia?
Marcos Mendoza
PD: Si quieres saber más sobre cómo adiestrar a tu Ratonero de Praga, te invito a visitar esta guía completa para su adiestramiento.