Por todo el mundo hay historias de perros leales hasta las últimas consecuencias. Hoy nos vamos a Rusia, a la ciudad de Tolyatti, donde un buen día comenzó a aparecer un perro grande sentándose al lado de una carretera muy transitada.
Por supuesto, la gente se preocupaba. No era un buen sitio para cruzar, para nada. Venían protectoras y adoptantes para llevarlo a su nueva casa, pero de algún modo aquel perro siempre escapaba y volvía exactamente al mismo sitio. Pasaba la mayor parte del día paseándose al lado de esa carretera.
Cuando los interesados investigaron un poco, descubrieron la razón para este extraño comportamiento. El perro había estado en un accidente de carro. En él, una niña había muerto, y su padre había fallecido de camino al hospital. El animal había sobrevivido ileso, y esperaba a su pequeña humana para volver a casa en el mismo lugar donde había sucedido el accidente.
Después de aquello, la gente de la ciudad le pusieron un nombre: Kostya, que significaba «Leal». Le llevaron comida y una casita para cobijarse, y lo dejaron hacer, puesto que era imposible apartarlo del lugar donde creía que volvería a ver a la niña.
Kostya pasó siete largos años con sus respectivos inviernos paseando cerca de aquella carretera, pero su humana nunca regresó. El perro, finalmente, fue encontrado en un bosque cercano, sin vida, y la gente de la ciudad cercana lloró por él. Todos habían aprendido a quererlo y a admirar su valor y su entrega.
Levantaron una estatua en su nombre, y la llamaron «Lealtad». Hoy, las parejas recién casadas lo visitan tras el día de su boda para acariciarlo y rezar para que sus parejas sean tan leales como lo fue Kostya.
Marcos Mendoza
PD: Si quieres conocer más historias como esta, no dudes en pasarte por mi página.