Kunxun nació en China en diciembre del año 2018. Era una hembra de la raza de perro-lobo Kunming, un híbrido muy apreciado por las fuerzas policiales y militares del país. Su nacimiento sucedió en un laboratorio, donde estaba siendo muy esperada.
A los tres meses, se le hicieron una serie de tests, no médicos sino de aptitud: obediencia, rastreo, inteligencia… los superó todos, de hecho estuvo por encima de los resultados de cualquier otro cachorro.
Era exactamente lo que los científicos querían ver.
En China, entrenar a un perro policía toma alrededor de cinco años y muchos miles de dólares. Kunxun, no obstante, fue el primer paso para demostrar que ese tiempo y gasto se podía reducir al menos a la mitad.
¿Pero por qué? ¿Qué tenía de especial?
Bueno, esa es la cuestión: Kunxun no era una perrita común. Era un clon.
Su “madre” era Huahuangma, una perra policía que había ayudado a solucionar diversos asesinatos en apenas dos años de carrera. Buscando una herencia más precisa de las cualidades de la perra, los científicos tomaron muestras no para cruzarla y hacerla criar —lo que hubiera supuesto meses sin que pudiera trabajar—, sino para clonarla.
Así llegaron a hacer a Kunxun, que superaba a los demás cachorros en cualquier test de habilidad. Con estos resultados, un perro clonado podría terminar su adiestramiento en diez meses, y ponerse a trabajar de inmediato. Si Kunxun sigue así, podría significar la producción en masa de perros policía.
Por supuesto, esto tiene sus inconvenientes. La clonación suena a ciencia ficción, pero es un hecho, y no es tan bonito: los perros clonados sufren problemas de salud antes y más a menudo, y el proceso implica el descarte de incontables ejemplares antes de que uno llegue a ser viable.
¿Y tú qué piensas? ¿Está bien clonar perros para las fuerzas del orden? ¿O tal vez clonar mascotas?
Marcos Mendoza
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