En mi trabajo me encuentro muchas veces con personas que se preguntan por qué deberían enseñar a sus perros. Son perros. Es normal que orinen en la casa, que ladren, incluso que muerdan. ¿Qué otra cosa van a hacer?
A estas personas siempre les contesto lo mismo: que estas cosas no son cosas de perros, sino de perros maleducados. Y hay una diferencia, ¿no te parece?
Un perro educado tiene su sitio para hacer sus necesidades, solo ladra si es necesario (como alertar a su dueño de alguien que se acerca a la puerta), no tira de la correa, no muerde ni gruñe y solo juega con sus juguetes.
Es mucho mejor así, ¿verdad? ¿Tú qué prefieres, un perro mal educado, o un perro bien educado? La respuesta es simple, ¿no es cierto?