El Xoloitzcuintle es un perro muy querido en Mexico, debido, en buena medida, a su valor como símbolo nacional y como partícipe de su mitología nacional. Concretamente, se dice que el Xolo acompaña a las almas de los difuntos (irónicamente, eso ha provocado que muchos de estos perros fueran sacrificados en el pasado).
El Xoloitzcuintle quedó casi extinto con la colonización. De hecho, hay sospechas de que fue utilizado como alimento, tanto por los nativos como por los colonos, en parte para intentar erradicar la raza y así desarraigar las mitologías y costumbres nativas.
No obstante, en 1956 comenzó la recuperación de la raza, y hoy, como he dicho, es un símbolo nacional de Mexico.
Este perro se divide en tres tamaños, desde el estándar hasta el toy, que no supera los 4 kilos de peso. Es un animal protector y leal, muy hábil tanto para meterse en madrigueras imposibles como para saltar muros increíblemente altos para su tamaño. Es ágil y valiente, un perro que daría su vida por su familia.
El Xolo carece casi por completo de pelo (salvo excepciones), y esto, aunque una característica esencial de la raza, también supone un problema a veces. Por ejemplo, su piel expuesta es muy sensible a los roces y las heridas, aunque se cura deprisa.
También es muy recomendable ponerle cremas hidratantes un par de veces a la semana, y, si vives en un lugar muy caliente, puede que tu perro necesite protector solar para salir a pasear.
Por último, hacer notar que no toleran bien el frío, así que si vives en un lugar con bajas temperaturas puede que necesites calefactor extra e incluso ropa de abrigo para tu Xolo.
Marcos Mendoza
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